Faramir Fiction Archive

Orgullo y Deber (PG-13)

Written by Nerey Camille; Translated by Nerey Camille

10 May 2011 | 593 words

Orgullo y Deber – By Nerey Camille
Pairings: Denethor, Aragorn, Éowyn
Rating: PG-13
Warnings: UA, violencia, muerte de un personaje.
Disclaimer: Los personajes son de Tolkien. La publicación de esta historia no me reporta ningún beneficio económico.

Note: En esta historia, Denethor fue rescatado del fuego y llevado junto con Faramir a las Casas de Curación. En consecuencia, tras la derrota de Sauron, Aragorn se encontró con un Senescal poco dispuesto a darle la bienvenida…

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El terrible momento había llegado. La corte miraba con ojos fascinados mientras los dos hombres revestían lentamente sus yelmos, desenvainaban las espadas y reducían el espacio que los separaba. Los ojos de Faramir iban del Senescal al heredero de Isildur. No se atrevía a llamarle Rey, incluso en la intimidad de su mente, porque sabía que en el momento en que Aragorn fuera aclamado como el Rey de Gondor, Denethor perdería la cabeza por insubordinación. El Senescal se había negado a entregar el trono cuando Aragorn volvió victorioso de la Puerta Negra, y para evitar una guerra civil el consejo de la Ciudad había decidido que los dos se batirían por el gobierno de Gondor. Que los Valar decidieran cuál de ellos tenía las pretensiones más legítimas.

Faramir dejó escapar una risa amarga. Tal era la fe del consejo en Denethor hijo de Ecthelion, que les había parecido justo darle por adversario al hombre que había salvado a Gondor en su hora más grave. Era injusto, como lo había sido siempre todo aquello que tuviera relación con Denethor. Sin embargo Faramir no podía permitir que su padre muriera, ya fuera en combate contra un hombre más fuerte (aunque no más joven), o bajo la espada infamante del verdugo. Deseaba que Denethor hubiera tenido el sentido común de retirarse con elegancia, pero ahora eso no servía de nada. Y justo cuando estaba a punto de lamentar amargamente el no haber logrado impedir esta deshonra, en el instante previo al choque de las espadas, vio una salida.

Dolorosa. Dramática. Pero eficaz. Pensó por un instante en Éowyn, a la que amaba y con la que había tenido intención de casarse, y el pesar atravesó su mente, tanto por ella como por él mismo.

Las espadas resonaron, y Denethor dio un paso atrás. Faramir desenvainó su propia espada, corta y afilada, y la hundió en su pecho con mano firme. Cayó de rodillas. Un grito de horror desgarró el aire, al contemplar la Dama de Rohan la acción de su prometido. Los combatientes se detuvieron, mirando fijamente al joven que jadeaba en busca de aire. Segundos después, Éowyn estaba sosteniendo a Faramir, y las lágrimas rodaban por sus mejillas mientras él le dirigía una mirada de profundo amor y caía sin vida entre sus brazos. Aragorn miró a ambos con dolor y piedad, pero la expresión que apareció en los ojos de Denethor no tenía parangón. El Senescal de Gondor miró brevemente a su segundo hijo muerto y una llama de furia iluminó sus ojos. Se volvió hacia Aragorn.

“Sé por qué lo ha hecho,” dijo, “para quitarme toda razón de luchar. Mi heredero se ha ido, y nadie me sucederá como Senescal de Gondor. Sea de vuestra gracia el gobierno de la Ciudad Blanca, que en mi corazón sólo puede llamarse ya Minas Dagnir*. No doblaré la rodilla ante vos, pero tampoco os incomodaré en el futuro.”

Mientras la muchedumbre saludaba a Aragorn como nuevo Rey de Gondor, el último Senescal de la estirpe de Mardil enderezó los hombros y salió orgullosamente de la liza.

*Torre de la Aflicción

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